En 1987 se empieza a comercializar diferentes enzimas, dirigidas a las industrias de lácteos, cerveceras, cárnicos y panificación. Algunos ejemplos de su utilización son:
- En el caso de los embutidos, para alargar su vida en estanterías.
- En las cervezas, para hacerlas más “livianas”.
- En la leche, para que el azúcar pueda digerirse mejor.
- En las galletas, para que éstas sean más crujientes.